30 de Diciembre 2018
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La fotografía en Guatemala era un proceso lento y caro. Mi primer contacto fue en un curso de vacaciones en la Iglesia de Fátima en Ciudad Nueva zona 2. No teníamos más cámara que la del instructor y puros diagramas. Preferíamos salir a jugar "pelota", pero simplemente éramos muy jóvenes para apreciar este lento ritual. Ni idea que se convertiría en un fuerte pilar de mi trabajo en Guatemala y fuera del país.
Palacio de los Capitanes en La Antigua Guatemala, alrededor de 1998. En ése entonces se permitía libre flujo vehicular al frente, y en sus arcos se podía encontrar una especie de mercado de artesanías en algunas fechas o fines de semana. Fotografía con film, cámara manual.
El tortuoso proceso fotográfico
Compré una cámara usada, manual marca Ricoh con un lente muy básico (y no recuerdo el modelo), creo que fue en 1997. Usaba film (película) y nada era automático como ahora. Debías indicar el tipo de película (ISO), ajustar el enfoque y la velocidad de obturador. Si fallabas en velocidad o ISO obtenías una fotografía muy oscura, muy clara o movida. Pronto aprendí a medir la luz y considerar la velocidad de los eventos para realizar ajustes. Sin darme cuenta eran los primeros pasos serios en luz y color.
Luego de apostarle a los ajustes llevabas el rollo al revelado y esperar. Podías obtener las fotos en horas o días. Muchas cosas podían salir mal en tu cámara o en el revelado.
Clásica: Iglesia de la Merced en La Antigua Guatemala alrededor de 1998.
La fotografía era cara en esos años
¿Cuarenta selfies para escoger? hace años la película fotográfica y revelado eran caros, contabas tus fotos como balas en la guerra. A veces en fotos difíciles debías jugar con los ajustes y tomar una arriba y otra por debajo de los settings que pensabas eran los ideales, a esto se le llama bracketing y significa tomar más fotos, pero conforme mejorabas tomabas menos fotografías, era "donde pongo el ojo pongo la bala". Es increíble lo que el cerebro puede aprender y procesar al nivel de lograr modificar los settings como quien recarga un rifle y disparar para captuar el momento.
En mi caso los gastos presionaban al talento: se precisaban menos fotos y más calidad.
Los primeros 5 meses se llenaron de caminatas de 2 a 4 kilómetros. Era un gasto constante en película pero valió la pena pues aprendí a ser más preciso y eficiente. Tras unos 3 meses más (8 en total) logré vender mis primeras fotografías (a muy buen precio) para un especial coleccionable de un periódico de Guatemala (Siglo XXI), la cámara y el aprendizaje por fin se habían pagado por sí mismos. ¿Cómo? en mi deseo por aprender y mejorar le mostraba las fotos a cuantas personas podía, conocidos y extraños. Así se enteraron de mi colección las personas adecuadas.
Interior de ruinas en La Antigua Guatemala. Fotografía con film a finales de los 90. Se utilizó en un especial online de Semana Santa para Prensa Libre.
Los tiempos del Pro Image de Kodak
Muchos fotógrafos profesionales usaban Pro Image. Era mejor y más barata pero no podías simplemente pedir y comprarla. Kodak la ofrecía a los fotógrafos que visitaban seguido sus laboratorios. Si usabas Pro Image estabas en otro nivel con muchos beneficios.
Me adapté por completo a Pro Image. Visitaba el laboratorio del Centro Comercial Los Próceres en zona 10, segundo nivel y cada vez que llegaba compraba una o dos cajas completas de película. Era común tener charlas con el personal de turno que ya eran personas no solo conocidas sino familiares, a veces con otros clientes frecuentes. Hubo y habrá discusión en cuanto a marcas e ISOS, pero lo que otros lograban con películas caras yo lo lograba cómodamente con Pro Image (y no quedaba otra opción, me veía obligado a ahorrar).
Catedral de San José, La Antigua Guatemala, año 1999, fotografía de film.
Salto a digital, Sony Mavica en 1998
Compré con esfuerzo una de las primeras cámaras digitales de Sony para público general. La Sony Mávica MVC-FD5 que utilizaba diskettes. Tenía un lente muy simple, cabían pocas fotografías en cada disco y encima las comprimía en JPG con pérdida de calidad. Mi siguiente cámara fue una Sony Cybershot muy buena. Sin embargo continué aumentando la colección de fotografías realizadas con película. Para el año 2001 ya contaba con unas 1,500 fotografías de catálogo publicadas online para comercialización. Cuando alcancé las 2,800 mantuve la galería web con compra online durante un par de años y posteriormente fue removida (muy aparte era el total de fotografías en disco y catalogadas, identificadas y con sus respectivas descripciones).
De mis favoritas: Iglesia en San Pedro las Huertas, cerca de La Antigua Guatemala. Esta era su apariencia alrededor de 1999. Posteriormente fue remozada y pintada pero a mi parecer nunca nada le hizo más justicia a su detalle arquitectónico, como lo hizo su apariencia original. Aún con cámara de film.
Las cámaras digitales de antes eran muy diferentes
Marcas y compañías intentaron emular las cámaras manuales. Las digitales incluían funciones y sensibilidades muy buenas a pesar de que no tenían mucha resolución. Una cámara promedio de antes tenía más settings que una cámara promedio de ahora. Luego de la Cybershot de Sony me pasé a la serie PowerShot de Canon, y luego otro modelo más. Y luego otra marca, y otro modelo que ya parece cañón.
Conservé por varios años la cámara Ricoh de película pues permitía fotografías para uso en grandes tamaños, mejores resoluciones, etc. Los trabajos serios y delicados aún los realizaba con film pero ya a la altura de las Canon le dije adiós y desde entonces todo el camino fotográfico ha sido digital. Pensé que lamentaría venderla, pero tampoco podía crear una colección de cámaras.
Purista fotográfico
Mi economía no alcanzaba para comprarme múltiples filtros, lentes intercambiables, películas especiales, etc. Así que aprendí a arreglármelas con lo que tenía. Además consideraba que el uso directo de filtros era mucha alteración de la imagen, esto incluso... apesar que ya trabajaba en Photoshop avanzado en empresas de pre prensa. También aprendí a evitar las ráfagas (modo automático de captura de múltiples fotografías por segundo). Es curioso ver esas limitaciones que a la larga te hacen mejorar la técnica.
Pocas fotografías VS muchas por sesión
Durante el trabajo en Prensa Libre comentábamos con algunos fotógrafos las diferencias básicas entre buenos y no tan buenos: los que afinan técnica no usan ráfaga, y tampoco regresan con 100 fotografías por sesión. Parece broma pero era común que algunos adoptaban malas prácticas y si la memoria de la cámara soportaba 200 fotos: pues 200 fotos traían de vuelta del viaje.
La fotografía es una vista a la vida como es: una serie de momentos extraordinarios entre momentos ordinarios, no puedes simplemente dedicarte a capturarlos todos, debes saber escoger. Es igual que cazar, es igual que pescar.
Más que fotografía: teoría de luz y color
Mis lecturas por ley de aquel entonces incluían color, luz, pre prensa, reproducción impresa, publicaciones de la GATF, Dan Margulis, etc. Y entre ellas de Rusell Brown (un personaje clave en la compañía Adobe, Senior Creative Director). Era muy buen instructor y aún se encuentran buenos tutoriales en el ahora Youtube. Fue en un video de Rusell Brown que abrí los ojos: decía que gran parte del trabajo digital de Photoshop fue adaptar las técnicas manuales y teoría de color de la fotografía tradicional y de la impresión.
Bastaba más, tomé más en serio los conceptos clásicos de fotografía. Aún son la base de la edición digital de color. Vaya si cambian los tiempos, pero la técnica sigue vigente.